Esta organización interna es inconsciente y determina los resultados en la respuesta, que se traduce en comportamientos, conductas, que muchas veces generan un patrón -también inconsciente- de mayor o menor efectividad.
La neurología, el lenguaje y la programación son los tres componentes más influyentes en la producción de la experiencia, ya que el Sistema Neurológico regula nuestra fisiología; el Lenguaje determina nuestra comunicación (con los demás y con uno mismo); y la Programación define nuestras conductas desde el modelo de realidad que creamos internamente. La PNL estudia, entonces, la dinámica fundamental entre cuerpo, mente, emociones y conductas.
Cuando estas conductas resultan ineficientes en algún punto, es preciso modificar la estructura o proceso interno que las sostiene, ya que si se pretende modificar la acción aisladamente, es probable que el cambio no se sostenga en el tiempo. Para esto, la PNL brinda una serie de herramientas, técnicas y modelos mediante los cuales es posible reemplazar tales procesos por otros, sin importar el contexto o características del comportamiento. Por eso se establece que «la PNL trabaja con procesos y no con contenidos».
De aquí la importancia de su aplicación a nivel personal y/o grupal: este sistema enriquece cualquier proceso de comunicación, cambio y proyecto de acción para lograr objetivos.
La PNL tiene lugar toda vez que se pretende partir de un Estado Presente hacia un Estado Deseado.